Yo nena, yo princesa. Luana, la niña que eligió su propio nombre

Esta es la historia de una niña, y su familia enfrentándose a una realidad desconocida sobre cómo es identificarse con el género sentido. Ambientada en el conurbano bonaerense donde madre e hija lucharan contra el mundo. Hablo de Gabriela Mansilla, y de su obra, editada por la Universidad Nacional de General Sarmiento
Este libro es un compendio de emociones, de lágrimas, de risas, de tristezas, de frustraciones y de alegrías. Relata el tránsito de una pequeña que autodetermina su identidad de género en el momento que lo puede verbalizar. Luana tiene un padre que no la comprende y si la aceptó siempre fue a regañadientes, hasta que un día se rindió con su hija y con el resto de su familia, los abandonó a su suerte. La madre y el hermano gemelo de nuestra coprotagonista son cariño y amor recíproco. La familia vivirá una fase de incomprensión hacia los sentimientos de su retoño, llegando a ofuscarlos en algún momento. También nos relatará las primeras barreras internas y externas que sufren las personas trans*: primero con el autoreconocimiento interno con respecto a la propia identidad de género, después le siguirá el reconocimiento familiar y de cara al exterior la sanitaria es la primera barrera, seguida esta de la social, la educativa, la administrativa, etc.
La madre y el hermano gemelo de nuestra coprotagonista son cariño y amor recíproco
Algunos profesionales padecerán de un sesgo extremadamente biologicista, llegando a olvidarse que a un usuario durante el acompañamiento hay que ayudarlo sin inflingirle dolor. Luana sufrirá mucho ante la persistencia de sanitarios e intentar convencerla que se equivoca con su identidad de género. Esta maravillosa obra desgrana muchas de las barreras a las que nos enfrentamos las personas trans* como: la familiar, la sanitaria, la psicosocial, la educativa, etc. Las protagonistas sin dar un paso atrás en ningún momento, harán resiliencia de la adversidad y no permitirán que nadie niegue la identidad de la niña.

Finalmente, y después de una ardua búsqueda irán encontrando apoyos en asociaciones LGTBI y conocerán a psicólogos que desde la empatía romperán con los convencionalismos sociales. A partir de entonces aprenderán a usar las herramientas psicológicas que les permita superar los embates con las instituciones argentinas y con la sociedad. Que pese a decretar una ley trans* en el Congreso de la nación, niega al mismo tiempo la modificación registral de la niña.

Será una batalla que comenzó a los dos años de vida de nuestra querida Luana.

Este relato es una bella historia de empoderamiento y lucha recopilada por Gabriela donde anotará a modo de diario junto a recortes de prensa propios y de otras personas Trans*, que le servirán a Luana en el futuro para conocer cómo batallaron por el reconocimiento de sus DD.HH. Y que siempre tuvo otras pares iguales a ella, pudiéndo comprobar que no fue nada fácil su infancia, pero que también ganaron batallas para conseguir el reconocimiento de su identidad de género.

Obra imprescindible para comprender la realidad Trans*, sus barreras y las vivencias de una persona que se enfrenta al mundo desde su cuerpo, y lucha por su identidad contra viento y marea en pro de conquistar la libertad de ser y sentir. Exigiéndo el reconocimiento de su identidad de género.

Si te quedaste con ganas de más, sobre esta historia, dispones de la secuela titulada: Mariposas Libres. Derecho a Vivir una Infancia Trans que os revelaremos más adelante.

Luana, la niña que eligió su propio nombre
Yo nena, yo princesa. Luana la niña que eligió su propio nombre
Mariposas Libres. Derecho a Vivir una Infancia Trans
Nunca olvidemos que la naturaleza es diversa: También hay niños con vagina, niñas con pene y niñes con indistintas genitalidades que no se identifican con el género asignado al nacer. Si te apetece aprender sobre el tránsito de la infancia Trans* no dejes para luego este magnífico libro que adoraras por su pasión, amor y entrega contra todo convencionalismo social, que niega a las personas Trans* ser y sentir tal y como son. Esta obra es por lo tanto una bocanada de aire fresco y de esperanza que nos recuerda que nunca todo estará perdido si luchamos con ahínco por nuestra identidad de género.
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